y de repente vos,
que eras mi paz,
me dolés como el viento en invierno.
pero no es tan de repente.
y tus manos ya no son mis guantes de piel
y tus hombros no se mojan con mis lluvias
y tus notas no acompañan a mi voz
ni tu voz me espera en el teléfono
y si hoy te cruzara por la calle
me pondría a llorar como una idiota
porque hoy no entiendo qué nos pasó.
pero por suerte hoy casi se acaba
y, como Dios o el ka o el destino son buenos conmigo de vez en cuando
y entienden que me canso de este karma,
mañana voy a creer que sí entiendo
y que es muy razonable
y que yo lo quise así.
6.04.2007
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