4.11.2005
Lo que pensó, lo que sintió, lo que pasó y lo que quiso que pasara.
Se colgó a su cuello y él pudo sentir su tristeza, su temblorosa e irrefrenable tristeza contra su cuerpo y no pudo no abrazarla ni pudo decir absolutamente nada, era todo o muy grande o muy pequeño, o quizás era todo demasiado aire, demasaido viento o gotitas de lluvia, demasiado vago, demasiado libre para ser atrapado, para ser comprendido...Y al abrazarla sentía como si estuviera abrazando una pluma o una lágrima, algo efímero y pronto a desaparecer... y se dio cuenta de lo mucho que no quería que desapareciera.
Pero ella seguía sentada, llorando casi sin darse cuenta, viendolo ahí, tan lejos, tan ajeno a su dolor -a su estúpido dolor- que reprimió el impulso de colgarse en su cuello, por lo que él no pudo más que imaginar que lo hacía y saber, como si hubiera pasado, como si hubiera sido, que inminentemente desaparecería. O ella, o él para ella. Y tuvo la certeza, la seguridad, la inconsciencia de saber -de sentir- que eso iba a doler mucho.
¿Por qué no basta con mirar a los ojos para entender?
Tal vez si bastaba, pero nunca habían podido verse a los ojos al mirarse...
ay, estás tan lejos. Y entendés tan poco...
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